El señor de la eterna bicicleta

 







José Gerardo Núñez Bogantes, conocido en el pueblo de La Suiza como GALLO, viudo y padre de cuatro hijos, a sus 76 años, sabe vivir plenamente, viajando en bicicleta y tocando el güiro.

Este señor oriundo de Grecia, llegó al pueblo azucarero a sus 6 años de edad. Cuenta que su papá se vino del pueblo alajuelense para trabajar en el Ingenio de Atirro siendo unos de los pioneros de la zafra en el lugar. Su progenitor José Núñez Salas trabajó como mecánico y que de dicha función el aprendió. Gallo estuvo en la escuela de Atirro del cual tiene buenas memorias.

“Recuerdo cuando jugaba en los llanos de Atirro y nos tirábamos en bejuco en los ríos cristalinos”

Don Gerardo no fue a la secundaria, pero logró un permiso del Patronato Nacional de la Infancia siendo menor de edad para trabajar 8 horas con su padre. Luego tomó experiencia y reparaba chapulines, engrasaba tráiler, cambiaba llantas y repuestos de cualquier tipo de vehículo. Al cumplir la mayoría de edad que en ese entonces era de 21 años, logró trabajar en la parte de maquinaria del ingenio y también como peón en fincas manejando chapulín de carga (jalando abono, caña, y leña) labrando y chapeando las fincas de Juray y Oriente. En ese entonces cuenta el vecino de La Suiza que se ganaba 50 céntimos la hora.

“El trabajo no era tan bien pagado, pero sólo el hecho de estar todos los días en la casa junto con mi familia era más que suficiente. No se cambia por nada”

También trabajo en el ICE, en el año 87 inició su trabajo con Adrián Dormon como cargador en el quebrador de Canadá de La Suiza hasta pensionarse. Aun así, este señor que es ejemplo a seguir, siguió laborando después de pensionado por varios años.

Núñez tiene cuatro hijos de los cuales está profundamente orgulloso (Luis Gerardo, Fabián, Gabriel y Diego) además de cinco nietos. Su esposa Zeneida Gutierrez Flores falleció hace varios años. Por lo que él, ha sido el refuerzo de su familia y que además la mantiene unida.

Gallo es fiel creyente católico y ahora dedica su tiempo a tocar el güiro en rezos del niño, novenarios entre otros.

Amante del fútbol, fue portero con el Manchester de Pacayitas y Estrellas Rojas de Yolanda en Oriente.

Su bicicleta de marca Raleigh que salió al mercado en los años 60, es quien lo acompañado durante 49 años hasta los lugares más remotos, es su fiel confidente y su vehículo de casi toda su vida. 









Por: Roberto Brenes Zamora 









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